miércoles, 18 de julio de 2012

NdR: Muy buena reunión para unos 30 integrantes de los grupos de Apicultores pertenecientes a "Cambio Rural" del INTA de la zona.

Gracias a Beatriz Achával pudimos recuperar conocimientos y adquirir otros acerca de "Calidad y Diferenciación de Mieles", lo cual resultó de gran utilidad para nuestra actividad en un segmento de la cadena de valos que normalmente llegamos con el producto miel ya cosechada y extraccionada y solo la envasamos (en el mejor de los casos) y no distinguimos varios aspectos como los que descubrimos en este encuentro.
Gracias a los organizadores por traer estas jornadas y esperamos que se repitan a lo largo del año que nos queda.
El Civismo de Luján, domingo 8 de julio de 2012
EN LA SEDE LOCAL DEL INTA
Luján fue sede de un encuentro de apicultores
El sábado pasado se realizó una jornada de capacitación para productores del sector. La actividad estuvo a cargo de la ingeniera Agrónoma Beatriz Achával, especialista en el tema.
La jornada de capacitación incluyó degustaciones y pruebas prácticas de análisis y procedimientos.
El sábado pasado tuvo lugar una jornada de capacitación para apicultores sobre calidad y diferenciación de mieles. La convocatoria se realizó en la agencia local del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), como parte del programa "Cambio Rural" que se impulsa desde el organismo.

Muchos de los apicultores que asistieron forman parte de grupos pertenecientes a Luján, Jáuregui, Pilar, Escobar, Campana y Exaltación de la Cruz.
El lugar elegido no fue casual, ya que por diferentes motivos se sigue considerando al partido de Luján como un referente válido del sector.
"Este primer encuentro forma parte de un plan de capacitación que intentará trabajar sobre la calidad de las mieles y estimular su consumo", detalló el ingeniero agrónomo Diego Castro, responsable de la Agencia INTA de Luján.
Se busca impulsar las formas asociativas de producción, algo que permite al pequeño productor "cambiar de escala, ya sea en la compra de insumos como al mejorar el poder de negociación y la capacidad de gestión, por ejemplo para desarrollar proyectos como el armado de una sala de extracción, de fraccionamiento o empaque, o mejoras en la unidad productiva".

"Existe una cantidad importante de apicultores en la zona y para muchos es una segunda actividad. Esto significa manejar entre 150 a 800 colmenas. Son productores pequeños y algunos medianos que identifican a Luján como referente en el sector por varias razones, en principio por tradición, también por el trabajo de la Universidad Nacional de Luján, y por el marco que da la ordenanza municipal que limita el uso de agroquímicos y que va a permitir incorporar unas 8.000 hectáreas a la producción sin agrotóxicos, lo cual convive de manera ideal con la apicultura", expresó Castro.

La capacitación fue ofrecida por la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. La jornada estuvo encabezada por la ingeniera agrónoma Beatriz Achával, especialista en calidad de miel. Incluyó degustaciones y pruebas prácticas de análisis y procedimientos, además de charlas sobre puntos sensoriales, manejo productivo o mitos y verdades de la miel.

EL PANORAMA
Con una amplia trayectoria en el mundo apícola, Achával se refirió a distintos aspectos que hacen al conjunto de la actividad.

- ¿Cuál es hoy la situación del sector?
- La situación es complicada. A nivel local y mundial las producciones son cada vez menores por distintas razones: clima, agricultura, etc. Hay problemas sanitarios importantes y hay problemas comerciales. Cada vez hay más trabas desde lo comercial. Ahora están controlando si aparece polen de soja transgénica, cuando soja transgénica tenemos hasta debajo de la cama.

- ¿Cómo se conforma el mercado apícola?
- La mayoría de las exportaciones son a Europa y a Estados Unidos. En este momento nos está salvando Estados Unidos. Siempre es así, cuando uno se cae el otro sube. Pero no es bueno tener un solo comprador, la idea es buscar otro mercado. Este es un momento complicado, muchos productores se están cayendo, no aguantan, ya sea porque sacan poca miel o porque no la pueden vender.

- ¿El pequeño productor subsiste con la venta a escala regional?
- Hay distintos escenarios. Hay apicultura de subsistencia, desde un pequeño productor que tiene en Misiones dos colmenas para consumo propio. También lo de pequeño productor depende de la zona, porque según la zona un pequeño productor puede ser aquel que tenga cinco colmenas o 100 colmenas. En Buenos Aires uno de 100 colmenas es un pequeño productor. En Misiones, por ejemplo, con esa cantidad sos Gardel. La franja más grande de productores en Argentina son pequeños y medianos, pero hay gente que tiene otra actividad, que no vive exclusivamente de la actividad apícola. Si levanta el nivel de producción, no le alcanza el tiempo para atender eso por tener otro trabajo.

- ¿Históricamente el pequeño productor apícola mantiene ese trabajo como una segunda actividad?
- Yo viví de las colmenas durante muchos años, pero es complicado. Hace dos años que tuvimos que sumar la crianza de codornices, porque la miel no valía nada. Entonces tenés productores muy chiquitos que la tienen como una producción más, algunos que se animan y son medianos, y tenés algunos grandes. En este último caso suele suceder que agrupan colmenas de otros, es más una cuestión de gestión. Pero lo grueso es la franja media, y esa mayoría tiene otra ocupación.

- ¿Cómo es el circuito de comercialización de la miel?
- Antes existía la figura del acopiador, que era el tipo que tenía un galpón en el pueblo y compraba miel para negociarla con el exportador. Ellos desaparecieron casi todo. Ahora hay compradores o acopiadores pero la plata la pone el exportador. Es decir que el que compra directamente es el exportador.

- ¿Cuáles son las motivaciones para mantener la actividad a pesar del escenario actual?
- Lo que hace que la gente aguante con las colmenas es que uno se engancha. El que entra al sector sólo con la idea de negocio, al primer año que le va mal, se baja. Es un negocio difícil. En general la gente no consigue mucho asomar la cabeza con la apicultura. No es fabricar tornillos. Lo que pasa es que la primera vez que abrís una colmena te enamorás de eso. Es una pasión difícil de explicar para el que no la siente. Por eso es muy curioso el mundo de los apicultores. La primera vez que fui a un congreso internacional de apicultores no lo podía creer, porque a pesar de venir de países muy distintos, éramos todos iguales en lo que hablábamos. Hay algo en común que nos une. Creo que hay mucha gente que banca a las abejas porque les gusta, y hasta saca plata de su trabajo para bancar la actividad. Es una filosofía de vida, las abejas dan mucho más que miel.

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